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Agapito Maestre

La gracia de Pérez Rubalcaba

Tantas y tan malas han sido las intenciones expresadas por este ministro que no comprendo porqué aún no han sido contestadas por la oposición.

Mientras Bono se llevaba la bandera de España a su casa sin avisar a Zapatero, los nuevos ministros tomaban posesión de sus respectivas poltronas con la mala conciencia de quien promete el cargo al margen de la enseña nacional. Raptado el principal símbolo del Consejo de Ministros, su labor principal queda reducida a ejecutar lo pactado con los terroristas y los nacionalistas. Todas las energías se dedicarán a traer una paz de cementerio, que se expresará, finalmente, en un eslogan para ganar las próximas y, seguramente, adelantadas elecciones generales.

¿Quién dirigirá esa operación? Sin duda alguna, el Departamento de Interior será el que marque los tiempos de la destrucción de España. Por eso, ciertamente, hay que reparar en las palabras cargadas de intención de Pérez Rubalcaba, quien junto a Zapatero y Fernández de la Vega, es el que mejor conoce la "intrahistoria" de la negociación con ETA. Tantas y tan malas han sido las intenciones expresadas por este ministro que no comprendo porqué aún no han sido contestadas por la oposición. ¿Quizá la gente de Rajoy están tan concentrada preparando el congreso de EUU (sic) que aún no han tenido tiempo para responder las maldades de Pérez Rubalcaba? Por favor, señores del PP, bajen de la luna, abandonen su silencio sepulcral y denuncien con contundencia la destrucción de España que está llevando a cabo el PSOE. Por favor, señores del PP, hagan política y dejen de quejarse por las esquinas, que representan a más de la mitad del electorado de España. Por favor, hagan política.

Es incomprensible, pues, que el PP no haya salido ya para decirle a Pérez Rubalcaba que sus declaraciones sobre la oposición, sobre el PP, son una villanía propia de un gobernante totalitario. Sí, es propio de un dictadorzuelo de pocos vuelos decir, haciéndose el gracioso que, "aunque no sé si lo merece la oposición, el ministro del Interior la mantendrá informada". Pérez Rubalcaba concibe la información cómo una gracia, o un don, o un favor, que él hace a la oposición. Es como si él fuera un pequeño dios que otorga favores a los pobres de la oposición. Salga, pues, de inmediato el PP y diga que tiene derecho a la información, a la transparencia y, por supuesto, al control de lo qué éste y otros ministros hagan. Salgan, señores del PP, porque representan a 10 millones de votos, que quieren vivir en democracia, o sea, necesitan controlar a quienes nos llevan a la destrucción. Salgan sin complejos, señores del PP, y díganle a Pérez Rubalcaba que sus palabras no son una "boutade", una exageración, sino que han dejado ver cuál es su concepción de la "política": convertir un derecho en una gracia. Una vez más, Pérez Rubalcaba, como en la noche del 13-M, demuestra que no le interesa lo más mínimo la política y la democracia, sino la agitación y la propaganda.

Escandalícese, pues, el PP, y diga con claridad que el PSOE no diferencia entre una tiranía y una democracia. O sea, mientras que la primera no tiene que dar cuentas a nadie, la segunda se define porque tiene que rendir cuentas y razones constantemente a la oposición. La democracia es lo contrario de la gracia y la pura arbitrariedad por las que clama Pérez Rubalcaba, porque un 14-M ganó unas elecciones apoyándose en "malas artes".

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